CAMPO DE SAN JUAN, Paco Morata
Aquí habitó la mar antes que el hombre
contra estos farallones bajo los que ahora crecen
marejadas de espliego de tomillo o romero
ensayaron las olas su canción recién imaginada
aquí donde hoy dominan pinares y sabinas
almendros y nogueras cereal de secano
dibujaron las aguas el perfil de los cerros
la línea del silencio que acota las cañadas
por donde cruza mudo
un río camuflado bajo juncos y zarzas
del que dan fe tan solo los chopos y los álamos
que proyectan al cielo dorado del ocaso
el curso sinuoso del arroyo modesto que fertiliza el valle
aquí cobró la vida su dimensión más dura
la que se abre camino a golpes de trabajo y sufrimiento
la que nunca concede ni tregua ni descanso
la que domina o muere
la que crece en los días tan crueles del invierno
la que no tiene pulso si no es con el esfuerzo
la que contempla herido el corazón del dardo
que ensarta la belleza
aquí en estas cuevas y abrigos que taladran acantilados secos
la orografía solemne que alzan las molatas los picos y puntales
aprendieron los hombres el dominio del fuego
a convertir el sílex en afiladas hachas en ofensivas lanzas
a dar nombres de dioses a lo desconocido
a pronunciar palabras mágicas que conmueven
animan el deseo invocan el descanso
de los cuerpos que entierra en vasijas de barro
a arrancarle a la roca un fruto siempre escaso
aquí te sobrecogen
los surcos cincelados en las caras de ancianos
y ancianas que acumulan las cicatrices viejas
de la eterna batalla librada a la intemperie
que les dio la victoria contra el dolor y el hambre
el calor y la sed la enfermedad y el frío
en este hermoso valle criaron a sus hijos sembraron el futuro
aquí por donde cruza la línea que divide el cielo de la tierra.