Cuando a un familiar o a un amigo nuestro le diagnostican un cáncer, el mundo se nos echa encima, nos sentimos descolocados, nuestras emociones estallan y posiblemente nuestra cabeza buscará razones inexplicables para intentar comprender por qué le ha tocado precisamente a esta persona sufrir la enfermedad.
Se trata de la primera etapa por la que se suele pasar tras el conocimiento de la enfermedad. Una vez superada toda crisis de miedo y angustia, nuestro papel con el enfermo o la enfermedad consiste principalmente en acompañar. Acompañar a un familiar o amigo con cáncer no siempre es sencillo, y tanto enfermo como familia hablan poco de lo que están sintiendo, les cuesta desahogarse.
Lo fundamental para acompañar a un enfermo de cáncer se basa en tres actitudes que no siempre somos capaces de poner en marcha, pero que si lo logramos, son tremendamente reconfortantes y sanadoras: la escucha, la empatía y el respeto. Consciente de esta necesidad, los miembros de la Junta Local de la AECC en Moratalla han puesto en marcha una iniciativa que se ha estrenado en la mañana de este miércoles, Café con Lazo Verde, un encuentro basado en la escucha, la empatía y el respeto que ha sido muy satisfactorio en su primera sesión.
Desde la Junta Local y como miembro activo de ella, Flora Pérez ha afirmado que se trata de «una puerta a la solidaridad y un refugio frente al miedo». Y anuncia que «frente a un posible caso de de cáncer es importante la actuación empática y multidisciplinar del equipo sanitario, la detección por parte del enfermo o la familia de signos y síntomas de alarma y el diagnóstico rápido de la enfermedad».
Así nace Café con Lazo verde, un lugar para que enfermos de cáncer y familiares puedan compartir miedos, angustias, preocupaciones y empaparse de solidaridad, empatía y energía para continuar con su lucha, bien viviendo la enfermedad o bien acompañando al enfermo.