Esta semana hemos vuelto con las rutas “12 Picos” en el club Mountain Noroeste. El tercer domingo de cada mes como bien es conocido, nos vamos a la montaña a subir una cima y conocer más sobre nuestras sierras. Pero en el mes de febrero hemos querido cambiar un poco la filosofía de nuestro programa, queriéndola hacer un poco más familiar y distinta.
Nos hemos trasladado un poco con la historia visitando Bolvonegro, y ver como las aguas de un río hacen que se vean las entrañas del paso del tiempo. En el que el gran número de senderistas que nos unimos a la ruta lo pasáramos genial, viendo el cañón donde confluyen las aguas de los ríos Alhárabe y Benámor. Convertido el día de ayer en un espectáculo para los sentidos, además de tener la enorme fortuna de ver un caudal de agua cuantioso (comparado con los últimos años) haciendo que pudiéramos disfrutar más de la ruta.
Una zona llena de patrimonio, y en el que descubres en cada zancada el paso de los años, viendo como el agua ha surcado a lo largo del tiempo haciéndose paso por las rocas. Impresionante y recomendable de que la gente visite este lugar, siendo un gran desconocido para las gentes de la Comarca e incluso para muchos paisanos de Moratalla.
Alrededor de dos horas nos llevó recorrer en una ruta lineal los 5 km de recorrido que tiene el itinerario, que a pesar de las inclemencias no pudo cesar en el interés de los senderistas por conocer cada detalle.
Una vez acabada la ruta histórica, pasamos a la ruta gastronómica, en la que nos fuimos a visitar la bodega de la Tercia de Ulea, para descubrir la elaboración de los vinos de esta bodega. Y tengo que decir que nos sorprendió muchísimo su presentación en primera vista y el relato que el enólogo de la bodega (Ildefonso) nos hizo de la historia de la finca y de los viñedos.
Nos dio a conocer unos vinos completamente Naturales, los cuales han sido recientemente premiados en China, como el Botial de semi-crianza y el Rambla, vinos muy buenos que degustemos junto a otras variedades
que también se elaboran en la finca. Los catemos con un excepcional picoteo que nos prepararon, pudiendo diferenciar los sabores y olores de la tierra que allí descansan. A su vez pudimos probar los rosados secos, semidulces y el crianza, que sin duda, es la joya de la corona junto con el Rambla y Botial.
Todos acabamos contentísimos de la ruta y posterior cata, conviertiéndola a votación popular por toda la gente que participó, en ruta obligada en el calendario de la tercera edición de los 12 Picos. Algo que ya tenemos en mente el guía Jose Antonio y el club mountain, y en el que estamos trabajando.
Julián Sánchez