Hombre con gran energía, diligente y de carácter, debió ser el Licenciado D. Juan Basilio López de Angulo y Nieto, cura párroco que fue de la Iglesia de la Asunción de Moratalla durante más de 43 años. Había tomado posesión de su cargo en Agosto de 1715, cesando voluntariamente en el mismo el 31 de Diciembre de 1758 debido a su avanzada edad, lo que le impedía el ejercicio de su ministerio; no obstante, todavía vivió más de 4 años, falleciendo el 17 de Marzo de 1763.
Este cura fue quien mandó abrir el Registro de Defunciones, dando un gran impulso a las obras de decoración del templo parroquial: se blanqueó la iglesia (1736); se construyó la sacristía (1738-39) y se colocó en ella la mesa de jaspe rojo en forma de velador para los cálices (1749); se pusieron pilas nuevas para el agua bendita (1741); se instalaron vidrieras (1743); se hizo el retablo del altar de S. Pedro (1747); se construyó el cancel del Norte (1750); se encargó al tallista murciano Nicolás de Rueda el boceto para la construcción del retablo del altar mayor (destruido en la Guerra Civil) y se compraron maderas para tallarlo(1750). La fábrica de la Iglesia debía contar con buenos fondos a tenor de la costosa serie de obras que se realizan, incluso la Custodia de las Campanillas se hace en esta época. Debía tener holgura económica por cuanto D. Juan Basilio, de esos fondos, prestó al Ayuntamiento 8000 reales en el año 1756, cantidad que se aplicó en combatir la plaga de langosta que ese año se presentó en la zona de Las Cañadas y huerta de la Villa de Moratalla.
Un día, a primeros de Noviembre de 1725, estaba comiendo cuando se presentó un propio de Caravaca portando una carta del Alcalde Mayor de esa localidad, D. Francisco Rodríguez Moreno, comunicándole que habiendo fallecido aquella misma mañana el Vicario y siendo D. Juan Basilio el cura más antiguo, del hábito de Santiago, en la zona vicarial, podía ir cuando lo estimase oportuno para hacerse cargo interinamente de dicha vicaría. Terminando de comer, D. Juan Basilio montó en la misma mula que había traído el propio y marchó a Caravaca, pese a estar lloviendo, presidiendo aquella misma tarde el funeral del Vicario. Pero sucedió que el Obispo de Cartagena D. Tomás José de Montes, nombró como Vicario interino a D. Martín de Cuenca y Fernández, Presbítero de Caravaca, Capellán de la Santísima Cruz e historiador de esa población. Ni el alcalde ni D. Juan Basilio respetaron aquel nombramiento por ilegal, dado que el Obispo de Cartagena, no tenía jurisdicción en estos territorios de la Orden, por lo que no le dieron posesión. El Obispo, entonces, excomulgó al cura y al alcalde, pero ellos consideraron improcedente y anticanónica la excomunión e hicieron caso omiso, originándose serias polémicas de carácter canónico- jurisdiccional entre el Obispado de Cartagena, alimentado por el peso social e influencia del clero de la Catedral de Murcia y el Consejo de Órdenes que, lógicamente, estaba a favor de D. Juan Basilio y el Alcalde de Caravaca. Los partidarios del Obispo publicaron un folleto de 90 páginas, sin fecha ni lugar de impresión, titulado: Demostración y manifiesto político-legal de los graves y justificados motivos con que el Ilustrísimo Señor Arzobispo-Obispo de Cartagena don Thomás Joseph de Montes, procedió a declarar y denunciar en las censuras en que por sus notorios crímenes y excesos incurrieron D. Francisco Rodríguez Moreno, Alcalde Mayor de Caravaca y D. Juan Angulo, Religioso de la Orden de Santiago, Cura de Moratalla, aserto Vicario interino de la misma Caravaca, ambas villas del Obispado de Cartagena.
Por su parte los santiaguistas, se defendieron con brillantez de esas acusaciones y publicaron igualmente otro folleto titulado: Observaciones histórico-canónicas del Procurador general de la Orden de Santiago, al Manifiesto político-legal en que se procura persuadir justa y necesaria la violencia con que el Obispo de Cartagena D. Thomás Joseph de Montes, declaró incursos en censura al Vicario y Alcalde Mayor de Caravaca, ambos Ministros de la Orden de Santiago.
José Jesús Sánchez Martínez
Cronista Oficial de la Villa
Que pena que no se pueda recuperar el antiguo Altar Mayor de la foto era una joya